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El principal problema que presenta la vesícula y las vías biliares es la aparición de cálculos (litiasis) en su interior. Los cálculos son depósitos duros de colesterol, pigmentos biliares o una combinación de ambos que se forman dentro de la vesícula biliar provocando obstrucción, inflamación e infección. Los cálculos pueden ser de número y tamaño variables.
Síntomas
Los síntomas de los cálculos biliares y de otras enfermedades de las vías biliares son muy variables. Pueden ir desde personas que se encuentran sin síntomas (asintomáticas) hasta pacientes con digestiones pesadas, nauseas y vómitos, molestias abdominales debajo de las costillas del lado derecho posteriores a la ingesta de comidas copiosas o alimentos con grasas (cólico vesicular), inflamación aguda de las paredes de la vesícula (colecistitis aguda) o, en el caso de que los cálculos salgan de la vesícula hacia el conducto biliar principal una pancreatitis aguda o colangitis aguda (infección de la vía biliar).
Tratamiento
El tratamiento de la patología vesicular es la extirpación completa de la vesícula biliar mediante cirugía laparoscópica. En algunos casos, cuando existe coledocolitiasis (cálculos en la vía biliar principal) se indicará previo a la intervención quirúrgica la realización de un procedimiento endoscópico conocido como CPRE (Colangiografía Pancreática Retrógrada Endoscópica) para la extracción de dichos cálculos y favorecer el drenaje biliar.
Es la inflamación del apéndice; estructura tubular de unos 5-6 centímetros de longitud situada en el principio del intestino grueso, en la parte que denominamos ciego y que está localizado en la parte inferior derecha del abdomen.
La apendicitis aguda se produce cuando el apéndice se obstruye por heces (apendicolitos), comidas u otras causas. Esta obstrucción provoca una inflamación y la consiguiente infección, que de no ser controlada puede desencadenar una infección abdominal generalizada denominada peritonitis.
Síntomas
La apendicitis puede presentarse a cualquier edad, aunque es más frecuente en personas jóvenes (entre los 10-30 años).
El síntoma principal es el dolor abdominal migratorio que en un primer momento se localiza alrededor del ombligo y posteriormente se desplaza a la zona inferior derecha del abdomen. Otros síntomas que pueden acompañar al dolor son náuseas, vómitos, diarrea, pérdida de apetito y fiebre, entre otros.
Tratamiento
El tratamiento de elección para la apendicitis aguda es la extirpación del apéndice mediante cirugía laparoscópica. En algunos casos más evolucionados donde existe la formación de plastrones inflamatorios locales y formación de abscesos se recomienda realizar un tratamiento conservador con antibióticos endovenosos y la colocación de un drenaje percutáneo por radiología intervencionista y posteriormente realizar una apendicectomía diferida.
Hemorroides: Se producen debido a la congestión excesiva de los plexos hemorroidales que se encuentran en el canal anal. Su causa principal suele ser el estreñimiento crónico.
Fisura anal: Herida provocada normalmente por un esfuerzo defecatorio aunque en algunas ocasiones su desencadenante es un cuadro diarreico. La fisura produce una contracción mantenida del esfínter anal, lo que impide su cicatrización y permite que se prolongue el cuadro clínico.
Fístula y absceso perianal: Debido a una obstrucción de las glándulas anales, se produce una infección (absceso perianal). Esta infección busca las zonas de menor presión para poder salir y produce distintos trayectos (fístulas) con una supuración crónica. La Enfermedad de Crohn se asocia a la aparición de enfermedad perianal (fístulas complejas) hasta en un 20% de pacientes.
Síntomas
Hemorroides: Presencia de bultos anales, dolor, picor, escozor y sangrado anal (normalmente con las deposiciones).
Fisura anal: Dolor anal muy intenso que aumenta con la defecación y posterior a ella; sangrado anal esporádico.
Absceso perianal: Fiebre, bulto en la zona del ano-recto y dolor.
Fístula: Punto cerca del ano por el que existe superación purulenta diaria con escaso o nulo dolor local.
El sinus pilonidal es un quiste que aparece en el pliegue interglúteo (región sacrococcígea), que contiene piel y folículos pilosos (pelos). Es una enfermedad que afecta principalmente a varones entre los 18-25 años de edad, de piel morena y con abundante pelo.
Síntomas
El sinus pilonidal puede ser muy doloroso y molesto. Algunos de los síntomas son dolor agudo, hinchazón, enrojecimiento, secreción de pus y sangre. Los pacientes pueden llegar a tener fiebre y suele ser necesario drenarlos para que desaparezca el dolor.
Tratamiento
El tratamiento del sinus/quiste pilonidal se plantea cuando éste produce sintomatología. En su fase aguda, en caso de abscesificación, es recomendable el drenaje del material purulento para posteriormente (segundo tiempo quirúrgico) proceder a la extirpación completa de la formación quística y de los trayectos fistulosos secundarios.
El cáncer del intestino grueso (colon y recto) es uno de los tumores malignos más frecuentes a nivel mundial. Es el segundo en incidencia, tras el de pulmón en hombres y el de mama en mujeres. Su incidencia aumenta con la edad y en España se diagnostican aproximadamente unos 25000 casos nuevos al año (Fuente: Instituto Nacional de Enfermedades Digestivas).
Cada vez se incrementa el número de pacientes diagnosticados con los programas de prevención y que requieren una resección quirúrgica (extirpación de la zona afectada) como primera línea de tratamiento.
El origen más habitual del cáncer de colon es un pólipo que crece en la mucosa del colon, que si no se detecta y extirpa a tiempo, puede degenerarse en un tumor maligno. Las pruebas de detección precoz como la colonoscopia es fundamental ya que tratado en sus primeros estadios tiene una tasa de curación cercana al 90%.
Síntomas
Los síntomas del cáncer de colon varían en función de la zona en la que esté ubicado. Los más habituales son la presencia de sangre en las heces, dolor abdominal, cambios en el hábito intestinal, heces más estrechas (por la presencia del tumor), sensación de evacuación intestinal incompleta (tenesmo rectal) y cansancio o pérdida de peso sin causa aparente.
Tratamiento
El tratamiento del Cáncer Colorrectal es multidisciplinar y cada caso debe ser discutido para decidir el abordaje terapéutico más conveniente. En la mayoría de los casos es necesario intervenir quirúrgicamente para extirpar la zona del colon donde se encuentra el tumor. El abordaje quirúrgico más empleado es la vía laparoscópica.
Las hernias son defectos de la pared abdominal por los que protruye un órgano de la cavidad abdominal (intestino delgado, epiplon, intestino grueso, etc.). Aparecen a través de áreas de debilidad de la misma, bien por defectos anatómicos (umbilical, inguinal, femoral, etc.) o por defectos generados por cirugías previas (se denominan eventraciones o hernias incisionales).
Síntomas
Las hernias pueden producir molestias o dolor localizado en la misma hernia o bulto; aunque la mayoría son asintomáticas. La hernia se puede atascar dentro del orificio y perder su riego sanguíneo, lo cual se denomina estrangulación. Los síntomas incluyen náuseas y vómitos, intenso dolor y no ser capaz de eliminar gases o heces. Cuando esto suceda, se necesita una cirugía urgente.
Las tumoraciones de partes blandas es una patología muy frecuente donde se engloban los quistes sebáceos que son formaciones quísticas benignas que crecen bajo la piel cuyo contenido es material graso de origen folicular. Su localización anatómica es muy variada y se pueden encontrar en cualquier parte del cuerpo.
Los lipomas son tumoraciones benignas de masa grasa que se encuentran en el tejido celular subcutáneo (por debajo de la piel). Aparecen con mayor frecuencia en el tórax, extremidades y en la zona occipital.
Síntomas
Los quistes sebáceos no suelen presentar síntomas. Cuando se sobreinfectan aparecen como lesiones aumentadas de tamaño, enrojecidas y muy dolorosas.
Los lipomas generalmente no presentan síntomas y su extirpación se recomienda si crecen o duelen.
Tratamiento
El tratamiento de las tumoraciones de partes blandas es la extirpación quirúrgica. Generalmente se realiza con anestesia local y en régimen de cirugía menor ambulatoria.
Las enfermedades de la glándula tiroides que suelen necesitar cirugía son los nódulos tiroideos, el bocio y los tumores.
Los nódulos tiroideos son bultos (únicos o múltiples) localizados en el tiroides. La mayoría son benignos, pero dependiendo de la edad y el sexo, pueden malignizarse. El procedimiento habitual es realizar una biopsia, y en función de los resultados se indica la intervención.
El bocio implica un aumento del tamaño de la glándula tiroides y en la mayoría de los casos es una patología benigna, aunque con el paso del tiempo se puede malignizar. El bocio se suele deber a la falta de yodo en la dieta o a problemas metabólicos del propio paciente.
El cáncer de tiroides se suele presentar como una tumoración palpable a nivel del cuello. Existen diferentes tipos de cánceres tiroideos, por lo que cada paciente requiere un tratamiento individualizado (agresividad de la cirugía y tratamiento postquirúrgico).
Síntomas
Las enfermedades del tiroides tienen como principal síntoma el aumento parcial (nódulos, cáncer) o total (bocio) del tamaño del tiroides. Cuando el aumento de volumen glandular es muy significativo puede aparecer dificultad para tragar y para la respiración.
Tratamiento
El tratamiento quirúrgico de la glándula tiroides consiste en la extirpación de la mitad de la glándula o de su totalidad. En algunos casos además de la extirpación glandular se procede a la exéresis del tejido ganglionar del compartimiento central del cuello.
La hernia de hiato ocurre cuando una parte del estómago atraviesa el diafragma (protusión) a través del hiato, y penetra en la cavidad torácica.
Síntomas
Las hernias de hiato suelen ser de pequeño tamaño y no producen síntomas importantes. La enfermedad se complica cuando aparece el reflujo gastroesofágico (ácido del estómago que sube hacia el esófago) y aparecen otros síntomas como la tos crónica, la afonía y, en ocasiones, problemas en las vías respiratorias.
No tratar esta afección puede provocar daños en el esófago, como la esofagitis (inflamación o irritación) y, en algunos casos, desencadenar lo que se llama esófago de Barret, que es una lesión potencialmente cancerígena.
Tratamiento
El tratamiento para la hernia de hiato puede ser médico o quirúrgico. El primer abordaje es médico, a base de fármacos que inhiben la secreción de los ácidos del estómago, de forma que se controlan los síntomas y los daños que pueden producir en el esófago.
Si éste no funciona, se recurre a la cirugía. La intervención se realiza por vía laparoscópica y tiene por objetivo corregir la hernia de hiato y después “abrazar” el esófago con el propio estómago para evitar el reflujo gástrico.
Los divertículos son sacos o bolsas que aparecen en la pared del colon, generalmente a la altura del colon sigmoide.
Son muy frecuentes (en algunos estudios hablan de una prevalencia del 70% en la población mayor de 50 años) y se relaciona con el estreñimiento y una dieta baja en fibras.
Cuando se inflaman se produce una diverticulitis, que es una enfermedad que necesita atención médica urgente. La diverticulitis puede ir desde un grado leve, cuando el paciente se recupera con un tratamiento domiciliario a base de fármacos, a un grado grave, cuando es necesario intervenir quirúrgicamente al paciente de forma urgente.
Síntomas
La mayoría son asintomáticos, aunque en algunos casos los divertículos pueden producir sangrados rectales. Además, la diverticulitis aguda causa dolor en el lado inferior izquierdo del abdomen, malestar general y fiebre. En casos graves se produce una peritonitis que requiere cirugía urgente.
Tratamiento
Cuando se producen hemorragias graves o después de varios episodios de diverticulitis, estará indicada la cirugía. La intervención quirúrgica consiste en la extirpación del segmento del colon donde se encuentran los divertículos y generalmente se realiza por vía laparoscópica.
No obstante, la cirugía para tratar la diverticulitis varía según la gravedad de la misma y puede consistir desde drenar un absceso (limpiarlo de pus), sección de parte del colon (extirpar); hasta realizar una colostomía temporal (sacar un extremo del colon por la pared del abdomen de forma que las deposiciones van a parar a una bolsa adherida al cuerpo).
La Enfermedad Inflamatoria Intestinal es un conjunto de enfermedades caracterizadas por la inflamación crónica de distintos segmentos del tubo digestivo, desde la boca hasta el ano. Entre ellas se encuentra la Enfermedad de Crohn y la Colitis Ulcerosa.
El primer abordaje terapéutico debe ser médico, reservando la cirugía solamente para las complicaciones que se produzcan como consecuencia de la enfermedad (obstrucciones, fístulas, perforaciones), o por no poder controlar la enfermedad sólo con medicación.
Síntomas
Los síntomas de la Enfermedad Inflamatoria intestinal son muy variados y van desde el estreñimiento y la diarrea crónica; a la pérdida de peso y al dolor abdominal. Sin embargo, existen otros síntomas que necesitan un tratamiento quirúrgico. El 20% de pacientes con Enfermedad de Crohn presentarán en el transcurso de su enfermedad patología anal (fístulas anales complejas).
Tratamiento
La cirugía para la Enfermedad Inflamatoria Intestinal depende del grado y nivel de afectación (intestino delgado o grueso).
En el caso de obstrucciones en el intestino delgado realizamos una resección del segmento intestinal patológico. Si el paciente presenta una perforación, se recurre a seccionar la parte afectada y a unir de nuevo el intestino por la zona sana.
Por su parte, en los casos de colitis ulcerosa grave en los que está afectado todo el intestino grueso la cirugía consiste en extirparlo y unir el intestino delgado con el recto o el ano.
La obesidad mórbida es una enfermedad crónica caracterizada por el exceso de depósito de grasa en el cuerpo de forma permanente y progresiva y a la que se añaden otras patologías (llamadas co-morbilidades) graves como pueden ser:
Hipertensión.
Diabetes Mellitus.
Colesterol alto (hipercolesterolemia).
Enfermedades cardiacas y coronarias.
Apnea Obstructiva del sueño.
Grasa en el hígado (esteatosis hepática).
Las personas con obesidad severa tienen entre 1,5 y 2 veces más posibilidades de padecer una o más de estas enfermedades asociadas. Sin embargo, en el caso de la diabetes el riesgo es aún mayor. La diabetes es entre 10 y 40 veces más frecuente en personas con obesidad.
También la obesidad se asocia con mayores posibilidades de padecer casi cualquier tipo de cáncer, pero con especial relevancia cánceres de mama, ovario, endometrio, colon, hígado, páncreas, esófago, estómago y riñón. La mortalidad por cáncer puede aumentar en más de un 50 % en las personas con obesidad mórbida.
Además de las consecuencias puramente físicas existen también las psicológicas. Las aptitudes negativas llevan a tildarlos de torpes, abandonados y con falta de voluntad. Este prejuicio es tan intenso que cruza las barreras de edad, religión, raza y estado socio-económico. El paciente obeso puede sufrir discriminación y estrés social que le pueden llevar a desencadenar alteraciones psicológicas importantes y ansiedad.
La obesidad mórbida es una enfermedad con un componente genético (entre el 25-50% de los pacientes) al tener unas proteínas producidas en las células grasas que controlan la saciedad. No es una enfermedad de falta de voluntad. La obesidad es multifactorial e influyen factores genéticos, el ambiente familiar y social, cultural, estado socioeconómico y psicológico.
Las glándulas suprarrenales son glándulas endocrinas que tienen la función principal de producir hormonas sexuales y relacionadas con la respuesta al estrés (cortisol). Tumores benignos/malignos en las glándulas suprarrenales pueden producir el incremento de la secreción hormonal aunque no en todos los casos. También pueden albergar metástasis de otros tumores.
Síntomas
Generalmente el diagnóstico de una tumoración suprarrenal suele ser incidental en el contexto de otra valoración abdominal. Los síntomas dependerán si existe aumento de la producción hormonal o no. Entre los más frecuentes encontramos el aumento de la circunferencia abdominal, estriaciones cutáneas y aumento de volumen facial (cara de luna llena).
Tratamiento
El tratamiento de las tumoraciones benignas o malignas de una o ambas glándulas suprarrenales es la extirpación quirúrgica por vía laparoscópica. Cuando la tumoración es muy grande se puede realizar el procedimiento por cirugía abierta.